Cuando mi mamá me llama por mi nombre completo, o bueno, solo por el segundo, el completo completo solo lo recuerdo en listas de la escuela o trámites para documentos oficiales...el caso es que me asusto y me pongo de malas.
Si me llama por diminutivos me siento chica y me da pena que gente, igual no extraña pero si ajena al círculo chico, escuche esos apodos.
Quisiera evitarle disgustos, lo entiendo como el fin esencial, es una de las pocas personas a las que no les reclamaría matarme, al contrario, la considero en todo su derecho.
Extraño a las ardillas, aunque ahora han visitado dos pájaros azules, se paran en el tronco seco, ese a veces me daba miedo, aunque desde siempre -mi siempre- ha estado muerto y seco.
Es temporada de "todo es efervescente", imposible contenerlo para catarlo, disfrutarlo, porque puf, se fue. Pero no estoy preparada para estímulos tan efímeros.
Y así ya estamos en octubre, hace dos años escuchaba trompetas y voces melancólicas, ahora hablo así.
Monday, October 25, 2010
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