Monday, August 15, 2011

Hoy compartí un momento incómodo camino a mi primera clase, esperaba el elevador en compañía de una joven desconocida que no dejaba de verme y sonreír. Me dio pena no regresarle la sonrisa y su efusivo ¿cómo estás?, entonces dije bien y me puse a contar los focos del techo, sonrientemente.
Creo que era parte de alguna secta cuyos amigables integrantes usan lentes,
tal vez me confundió y por eso me saludó.

La dislexia es divertida cuando te dejan tarea sobre los generadores de opio y no los de opinión.

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