[there goes the fear]

El 30 de diciembre del 2008 me despertó el teléfono, eran casi las 11 o las 10 de la mañana. Mi puerta estaba abierta y olía a recién bañado. Mi papá hablaba por el nextel mientras se alistaba. Solo por eso contesté.
Voz ronca y con sueño. Así no me gusta contestar, delata que te despertaron. Seguro mi mamá lo notó. Seguía dormida y no supe qué fue peor, ser despertada por el molesto sonido del teléfono o lo que me dijo. Irónico haberme enterado así, vía larga distancia nacional, desde Michoacán.
Ella vivía acá arriba, cerquita, a 10 minutos caminando, 2 en coche, cuando íbamos a su casa, a pie, llegábamos agitados, la subida es muy pesada, hasta náuseas me daban. Las visitas siempre eran por varias horas, a veces nos quedábamos todo el fin. Siempre había algo que hacer, algo que comer.

C siempre sonreía.
El 29 no tuvieron que desconectarla, esperó a su familia, hasta que todos estuvieran juntos, se fue a las 8 de la noche.

Entenderlo es imposible, el coraje, tristeza e ira ayudan a dormir poco. Lo cual siempre implica sensaciones crudas. Dormir poco es algo que no he podido cambiar, especialmente este año.
2009 fue bajo la influencia, de todo eso, de no entender, de consumirte. Entumecido pero agrio, hirviendo, sombrío y jodido, adulto. Qué feo si todo es así.